- Ahí va Iniesta...- Le veo, le veo. Pásame el vaso qu...
- No, espera espera.
- ¿Qu...
- ¡Allá va! ¡Vamos Iniesta! ¡Vamos!
- Tia, tia, tia, tia...
Unos segundos. Minuto ciento algo del partido. Sucio juego por parte de los holandeses. Suena en boca de mis camaradas: "¡Ese holandés que hijo puta es!". Te dedico ese canto Robben. No vuelvas a molestar a Iker. Estoy temiendo los penaltis. Ya casi no tengo uñas. El corazón me late a mil por hora. Casi puedo oírle. Excitado. Me llevo las manos a la cara, juntas, como si rezara, quizás lo estaba haciendo. A mi alrededor solo se oye: "Vamos, vamos... Vamos Iniesta ya es tuyo, venga." No paro de susurrar inconscientemente: "Un poco más, un poco más y es tuyo."
Segundos eternos.
Mi corazón va a estallar.
Mi sangre roja fluye más rápido que nunca.
El toro que vive en mí se prepara para acometer un salto.
El fuego y la pasión amenazan con desbordarse después de un Mundial semejante.
Pu Pum. Pu Pum. Mi corazón. Pu Pum. Pu Pum.
Segundos eternos... Y...
¡¡¡¡ GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!!!!
Si. Era real. Nos levantamos todos de golpe y durante unos minutos eternos eramos uno solo, saltando al compás. Me vi fundida en mil abrazos, conocidos y desconocidos. Grité con toda mi alma. La felicidad y la energía desbordaban cada poro de mi cuerpo. Habíamos marcado joder. Joder. El champán me calaba. Gritaba, besaba, reía. No volví a sentarme porque al poco...
¡¡ Piiiiiiiiiiiiiiiiii... !! Fin del partido. España ha ganado. España es, ahora si, campeona del mundo.
Corrimos a la fuente. Y digo, sin dudarlo, que fue el mejor baño de toda mi vida. El mejor. El de la victoria. Aunque ese agua no logró apagar el fuego que desprendíamos. En la tele lloraban los jugadores, en las calles nosotros. Un país entero en pie, gritando, feliz. Un país más país que nunca; jamás ninguna otra cosa nos unió tanto, jamás antes fuimos TAN ESPAÑOLES. Orgullosa sangre roja. Orgullosa pasión de toro. Orgullosa. Eufórica.
EspaÑola.
Y la sensación de saber que en ese preciso instante miles de personas, millones, estaban haciendo exactamente lo mismo que yo era increíble. En China, en Sudáfrica, en toda España, miles de por el mundo reunidos frente a un televisor viendo la misma imagen. Vestidos de los mismos colores. Llevándose las manos a la cabeza en el mismo preciso instante del casi-gol. Y, sobre todo personas con el mismo encogimiento de corazón ante la carrera de Iniesta, todos pendientes total y absolutamente de ese hombre. El hombre de la noche. Y, finalmente, creo que nunca antes hubo tanta gente saltando, gritando, llorando, riendo y abrazando al mismo tiempo repartido por el planeta. Cada uno de un país, de unos padres, de una costa, de un polo, de una religión, de un partido político, de un color, de... Menos ayer.
Ayer todos éramos rojos.
Todos éramos hijos del fútbol.
Todos éramos adoradores de San Iker Casillas..
Todos éramos del partido "La Selección Española".
Todos éramos españoles. Ayer todos teníamos sangre y pasión en las venas.
Que viva la Selección. Que vivan los campeones. Que vivan las piernas de oro de Puyol, Villa e Iniesta. Que viva todo español de nacimiento y de corazón. Que viva todo aquel que ama el fútbol.
Y por supuesto que viva Casillas. Y su guapa novia también. Aunque la tenga una enorme envidia. Los que dijeron que por su culpa Iker se desconcentraría ahora que cierren la boca, porque seguro que ella tiene parte de culpa del excelente trabajo del Capitán.
The power of love.
Porque ambos pusieron la guinda a una noche perfecta:
con el beso más bonito, sincero y espontáneo que he visto en mucho tiempo. Perfecto.
¡¡¡¡¡¡ Y QUE VIVA ESPAÑA !!!!!