Bueno, más que el frío, la ausencia de Sol.
Ver como busco como un reptil cada rayo de Sol que las vacilantes nubes me regalan.
Como mis ojos se tornan de ese gracioso verde, gracias al Sol en mi iris, a un oscuro que compite con el de mis rizos.
A como dejo de lado mis camisetas que enseñan más de lo que deberían pero justo lo que me gusta. Como mis vaqueritos rotos ya no presentan unas joviales y doradas piernas, sino alguna malla "antifa".
Como mis vestidos de tela fina has dejado de ser un mero instrumento para evitar el escándalo público ante lo bien que me sienta mi propia piel, para pasar a ser una capa más de la cebolla en la que mes estoy convirtiendo.
Como antes al levantar la persiana veía al Sol diciéndome:
-¡Buenos días princesa! Venga, esos cripies, que llegas tarde.
A como ahora, al levantar la persiana, me arrepiento de ello.
Soy sureña está claro. No estaba preparada. Me trastorna. Voy a echar de menos tonterías como:
las tardes de lectura en tu terraza,
esas mañanas en las que solo me despertaba para volver a dormir con el Sol por sábana y la hamaca por cama,
- "Mamá pero ¿Tu has visto que día hace para quedarme en casa?"
Pero sobre todo esa estúpida bola de fuego encima de mi cabeza. El calor, summertime... Porque ahora llegas tu, infame Reina del Frío. Pero al final, aunque empezamos con mal pie todos los años, acabamos por llegar a una simbiosis. Yo reconozco que me gusta el wintertime (pero no tanto como...) y tu me regalas de vez en cuando visiones como ésta.
Hasta dentro de unos meses Lorenzo, mi sangre sigue caliente. Siempre.
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