Fragmento de mi entrada "Diario de tus instintos olvidados".

Y a solas, cada cuerpo compone su réquiem.Un llanto por la mitad perdida. Una lágrima por cada gota de sudor compartida. Una SONRISA por cada risa que inundó la partida.

El acto desesperado de amar lo que no tenemos. El acto desesperado de amar.
Amar desesperados ese acto.
Y desesperados sucumbir al amar.

(Fragmento de mi entrada "Diario de tus instintos olvidados".)

miércoles, 9 de junio de 2010

La fresa y el rey

Había una vez un rey de un lejano país muy amante de la naturaleza. Alrededor de su palacio crecía uno de los jardines más grandes y bellos del mundo. Pasado un tiempo bajó, como cada mañana, a pasear allí y descubrió como sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.

Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:

¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y egoísta?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste,querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías cultivado. Entonces, en aquel momento me dije:

Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda.




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