De repente algo te hace reaccionar, y ojo, digo "algo" que no "alguien".
Que tengo fe en el ser humano me dicen mis amigos, no lo se, simplemente creo que todas las personas son buenas, aunque cabría esperar de mí pensar algo rollo no esperes nada de nadie y nunca saldrás decepcionado; pero supongo que en como casi todo, en mí no cabe esperar.
Que me ve preocupada dice mi "vecino", qué le va a matar dice mi "cachorro" , que no se de que me sorprendo dice mi "conciencia"... Pero a pesar de los años, siguen sin entender que no pue-do e-vi-tar gri-tar. Que no lo puedo evitar cuando hablo con pasión, cuando hablo con pasión de la ira, del desprecio, de lo malo, dde todo lo que me viene de dentro, todo el veneno.
De repente abreo los ojos, los del alma, mientras abro mucho la boca para gritar, y ves como a pesar de creerme la reina de África, aun se me cuelan en mi manada hienas disfrazadas de león.
Que para cuando para la mayoría de la gente esto sería un problema enorme, de mentiras, para mí solo significa violar lo único inviolable para mí, la lealtad.
( Nota: PARA MÍ. LA LEALTAD NO ES LO MISMO QUE LA FIDELIDAD, LA SEGUNDA ES PERDONABLE. )
¿En qué punto la gente le importa los demás? ¿Y en qué grado? Siempre me he dado cuenta como la gente intenta aparentar ser mejores de lo que son frente a sus amigos, y cuando digo amigos digo co-no-ci-dos/co-le-gas, definiciones que al parecer en el diccionario social aun siguen siendo sinónimos. Yo solo me se defender con una cosa y es que no todos mis conocidos son mis amigos, pero por suerte mis amigos son totalmente conocidos.
Yo me he equivocado es lo principal, en jugar a ser todopoderosa, jugar a vivir al límite mi filosofía. Y acabo de darme cuenta que hay gente que no puede jugar ni un poquito con ella.
Yo no me he equivocado en lo más importante... Yo no necesito la aprobación de nadie.
Pero algo que yo ya hacía desde los 14 años pero que nunca nadie me dijo (hasta ahora), me dio que pensar:
- "Lo que me gusta, es que eres capaz de sobrevivir a todo, y a todos".
Y eso puede sonar muy guay, pero no lo es, tampoco es horrible, es una realidad y dime, ¿Cómo definirías tu la realidad? No puedes, no puedes sin ser subjetivo, pues yo igual, y tu también.
Sobrevivir a todo y a todos no significa no importarme nada ni nadie, simplemente estar por encima de ello, simplemente saber que nada ni nadie es para siempre, y aun cuando he dejado el amor por el camino (amor más puro y fuerte que cualquier pareja que se escriba "feliz amanecer sirope de mi mundo de nube de caramelo" en los estados de tuenti), amistades de esas que dices nunca podría estar sin ellas, cosas materiales de las que nunca te despegarías, recuerdos que nunca olvidarías... Pues lo he hecho, y tu también ¿lo sabías?, y no es feo ni triste, es lo real, siento este chute de realidad pero... ¿serás tu quién lo juzgue? ¿serás tu quién me juzgue?.
Yo ya llegué al cenit de tal reflexión, de tal realidad, y no me ha causado más perturbación saber que el próximo que quiera desaparecerá o que nunca vuelva aparecer, que muchos de los que están a mi lado se irán como han vuelto , que esta cuidad, que esta casa, que este cuarto que nunca vuelva a sentarme en esta cama. Qué quizás el resto de mi vida me la pase elevando anclas en algún barco de Puerto Rico. Que rico.
Siempre solitaria, nunca sola.
Y todo porque no tengo anclas, nunca fui de esas.
Y ándate con ojo, las peores anclas son las voluntarias, y así nunca llegarás a Puerto Rico.
No quiero ver los mismos atardeceres,
ResponderEliminarlas mismas rendijas,
no aguanto las olas errantes en la misma orilla cuando han pasado casi diez días,
me aburre una perspectiva,
la rectitud de un puerto,
me inflaman las horas sentado, sin sueños,
las mismas sonrisas, los mismos enfados.
Porque sientes que un día llega el confín de los tiempos, que decrecen las olas,
que el interés amaina,
que se acaba lo bueno si es que llegaste a creerlo algo bueno.
Y aprendes que un barco anclado solo se pudre.
Yo vi a los rápidos fondear,
soberbios presos,
vi mentes libres aplastadas contra el suelo,
ante órdenes de corazones que se pensaron dueños...
¿Los más irónicos? serios,
¿los cariñosos? secos,
y navegar más complicado tras la condena de mis crímenes,
instado a soledad eterna por mis excesos.
Pero confío en algo distinto, todavía lo creo,
embarcarme en un convoy sin frenos,
navegar para siempre,
ajeno al mundo y a sus órdenes e imperios,
compartir amaneceres, lunas y miedos,
compartir rutas en grupo, entrando y saliendo.
Hasta hoy sigo aquí, solo y acompañado,
conociendo, olvidando y creciendo,
con la certeza de que vivir,
es disfrutar mis proyectos.