Abres los ojos. Ha llegado el momento. Cómo si no lo hubieses hecho más veces...
Tirada en un viejo sofá de cuero negro roto empiezas a sentir la atmósfera. Ves la realidad en horizontal, piernas que pasan corriendo.
Pantalones a cuadros. Piernas desnudas. Forradas en telas que rehuyen de la luz.
Y entre ellas, la luz del fondo te guiña el ojo. Dios, esa luz...
Algo cuelga de tu mano. Una botella de cerveza, solo queda un culín, no la sueltas. Podría ser lo último que recorriese por dentro tu cuerpo esa noche. Tu otra mano descansa apoyada en el respaldo con un piti consumido. Levantas con esfuerzo la cabeza, el pelo te resbala por el rostro. Es la inevitable causa del efecto. Te ves los pies encima del apoyabrazos. Tienes las botas tejanas demasiado rotas. Y las piernas demasiado delgadas.Te llevas el piti a la boca. Acto mecánico. Ese piti acabado. No como tu, a ti aun te queda mucho fuego dentro que consumir.
-Joder... es que la vida es como un piti ¿No? Pensarlo, uno que hay que consumir. Algunos se dedican a ser autoconsumidos, como un cigarro abandonado. Otros, sin embargo, preferimos que nos inhalen hasta dejarnos secos...
-No se que estarás filosofando ahora, pero no es momento. Tu guitarra ya está afinada. Levanta.
Pero te da igual. Acabas de darte cuenta de qué es la vida para ti. Una metáfora. La de cada cual. Ninguna acertada. Todas válidas. Y satisfecha te levantas. Te esperan. Miles de ellos.
-Que mareo, no logro veros en vertical.
Te llevas la mano al pelo y te lo recoges. Te llevas la birra a los labios y caen dos gotas, tres quizás. Suficiente para que tus labios brillen rojos por el pintalabios mezclado con cerveza. Explosiva combinación. Te pasas la lengua. Ella ya está ardiendo. Te incorporas lentamente. Sientes fatigado todo tu cuerpo. Te grita: "No doy más de sí, pero quiero más. Dame más de eso". Le complaces. Vas a salir a la luz. Las piernas siguen corriendo a tu alrededor, pero ahora son personas. Ahora son locos corriendo. Te quitas la chupa y la tiras no se sabe donde. Empiezas a andar hacia ella. Por el camino, Pete te agarra con violencia y te da la guitarra.
-Olvidabas esto.
Y te besa. Pero no es un beso humano, es electricidad humana. Era la chispa que faltaba para explotar. Te pasa la correa por el cuerpo. Miras a tus camaradas. Con cervezas llenas en las manos y pitis consumiéndose en sus bocas. Te miran. Os sonreís con el alma.
Estáis haciendo lo que más os gusta en esta jodida vida. Y no podrías estar más orgullosos. La luz es cegadora. Y dicen que lo mejor para combatir a una tentación es caer en ella. Te adentras en el túnel, y después de bailar unos segundos en la inconsciencia, el rugido de mil corazones agarrota el tuyo en un puño de corcheas y bemoles.
Como si salieses al Coliseo. Como un gladiador enorme. La arena es tuya, y la sangre también. Pero no saldrá de tus venas. Esta noche no.
Tus guerreros te respaldan con baquetas por espadas,
con púas por cuchillos,
con guitarras por hachas.
Con piel desnuda por armadura.
Solo que no hay César. A ese ya le matamos hace mucho tiempo. Le explotaron los tímpanos.
Agarras el micro como si fuese EXcalibur, como si arrancar un grito de ella te coronase, y efectivamente, en el Olimpo de los sillones rotos de cuero negro.
Y sientes la vida corriendo por tus venas. Como el piti de tu boca se consume a medida que la adrenalina de tu cuerpo asciende.
Acabas rugiendo. Y rugen contigo.
A vosotros.
Supongo que debe ser algo así. Ya os lo preguntaré algún día.
A vosotros.
A todos los que cruzasteis la luz (la de aquí, la de allá), a los que buscabais sentido a la vida entre bambalinas, a los que sus instrumentos eran el único arma que empuñarían jamás, por arrancarme rugidos, por dejar sordo al César.
Por crear sueños, por hacerme feliz escuchándoos, porque habéis puesto banda sonora a muchos momentos de mi vida, porque dormís en forma de CDs a 2 metros de mí, por el cachito de alma vuestra en cada uno de ellos, por alucinarme en los conciertos, por dejaros la piel en ellos...
...pero sobre todo, por vosotros, por haber hecho lo que más os gustaba en esta jodida y fantástica vida. Por que eso inspira, porque eso me inspira, y me hace seguir creyendo que es posible todo, que es posible tenerlo todo.
La sangre y la arena.
A vosotros. Los que ya no estáis aquí. A vosotros, los que aun os quedan algunas caladas más. A los que que recuerdo, y a todos los que sois.
Porque yo también quiero que mi piti sea inhalado por vuestra música hasta dejarme seca.
A vosotros, gracias, por ella... por la música.
Dios, joder qué haría sin música.
ResponderEliminarOjalá algún día puedas ser como tu personaje, tú y todos. Aunque sea solo un día.