Fragmento de mi entrada "Diario de tus instintos olvidados".

Y a solas, cada cuerpo compone su réquiem.Un llanto por la mitad perdida. Una lágrima por cada gota de sudor compartida. Una SONRISA por cada risa que inundó la partida.

El acto desesperado de amar lo que no tenemos. El acto desesperado de amar.
Amar desesperados ese acto.
Y desesperados sucumbir al amar.

(Fragmento de mi entrada "Diario de tus instintos olvidados".)

domingo, 16 de mayo de 2010

Los Soñadores

Desde París, en algún momento de 1968.


Querida Patri:

Siento haber tardado tanto en contestar tu última carta, pero lo cierto es que no había nada interesante que contar, hasta ahora. Se que sigues triste por mi marcha, siempre hemos sido como hermanas y que los motivos que te doy para intentar justificarme ante tus enormes ojos negros ahora no los entiendes, quizás algún día, si te pica el aguijón de la libertad, seas tu quién me escriba a mí desde algún lugar.

Pero que sepas que soy feliz. Que ya sabes que siempre tuve inquietudes que no encajaban del todo bien con los planes que tenían para mí, y no iba a permitir que me dijeran que hacer con mi vida.
Oh... eres tan bella.

Para empezar, te alegrará saber que ya no vivo en ese apartamento pequeño y sucio del viejo barrio francés. Ahora vivo con un grupo de amigos en una típica casa francesa de dos de ellos. Es un sitio precioso para vivir. ¡Se ve la Tour Eiffel desde mi cuarto! Algún día volveremos a comer helados mientras ponemos nombre a las estrellas desde mi balcón.
Te preguntarás que milagro pasaría para que dejara ese antro.

A los pocos días de llegar a París, y saber donde está lo básico para subsistir, conocí a una chica francesa, se llama Clemènce, en una exposición de Renoir, que ya sabes que me encanta.
Ella también se había ido de casa, venía de Lyon. Siempre quiso conocer París, como yo. Nos hicimos amigas enseguida. Estaba tan loca como yo, teníamos las mismas inquietudes y le encantó poder compartir por fin con alguien su amor por el arte.

A la semana de conocernos, a sabiendas de mi pasión por el cine, me llevó a un viejo edificio, antiguo salón de actos de teatro, ahora abandonado y tomado por muchos jóvenes como nosotras. Me sorprendió la cantidad de chicos y chicas de diferentes nacionalidades que huíamos del frío francés para cobijarnos en el calor del cinematógrafo.
Maratones de Hitchcock, Feyder, Jean Renoir (pero no te confundas con el pintor, esa era su padre), Carné, Godard...

Allí conocimos a los que ahora son nuestros amigos. A Jack, tiene un par de años más que nosotras, inglés, se escapó de casa hace tres, para huir, como dice él, del aburrimiento burgués. A Katherina, es alemana, aunque su nombre es muy raro, y tendrías que verla querida hermanita, es muy rubia, casi tiene el pelo blanco. Y los ojos más azules del mundo. A Keith, es norteamericano, y es divertidísimo, juntos nos pasamos horas escuchando música tratando de ser el primero en saber quien es el cantante. A él también le gusta mucho Janis Joplin. A Claude y Alain, son dos gemelos franceses. Ellos son los únicos parisinos de verdad de todos nosotros. Íbamos juntos ya todas las noches al cine, en las bicicletas de ellos.

Pero lo que nos unió de verdad fue hace 3 noches. Clemènce tiró una piedrecita a mi ventana como todas las noches para que bajase. Jack y Katherina también estaban con ella esperándome. Me puse mi nueva boina roja y bajé los escalones de dos en dos.
¿Sabes qué proyección pusieron justo esa noche? ¡L'Arrivée d'un train en gare de la Ciotat! Se que no te interesa mucho el cine, solo decirte que esa película en su momento fue muy importante. De hecho, fue la primera. Esto me hace recordar las tardes aquellas que intentaba instruirte a cerca de estas cosas, y tú a mí sobre moda. Que sepas que no he cambiado.


A la salida del cine, pensábamos irnos a beber vino al París bohemio como cada noche, pero Alain había desaparecido. Cuando ya empezábamos a preocuparnos, apareció muy alterado gritando:

-¡Demain, nous devons aller!

Que significa que teníamos que irnos, no entendimos nada. Nos explicó que querían desalojar ese lugar, que la policía vendría por la mañana a echarnos de allí. Nos reunimos los 50 jóvenes que sentíamos ese lugar parte de nosotros y una mirada a la desvencijada fachada de "nuestro" teatro bastó para saber que no nos iríamos de allí esa noche, ni por la mañana, ni nunca. Nos reunimos todos, rodeamos el viejo salón y nos quedamos toda la noche.
Para hacer la espera más liviana, le pedí a Keith que tocase algo con su guitarra, me miró y sonriendo se pasó toda la noche tocando para nuestras revolucionarias almas, mientras bailábamos Katherina y yo a su alrededor... esperando a que viniesen.

El alba llegó y con ella los guardias. Te ahorraré detalles, solo te diré que los pocos ahorros que me quedaban tuve que ponerlos para sacar a Claude y a Jack del calabozo. Corrí y grité como nunca. Estuve a punto de ser engullida por la masa de jóvenes que huíamos, suerte que aparecieron Clemènce y Keith con las bicicletas. Tengo un pequeño rasgullo en la mejilla.
A la hora de la merienda, estábamos todo el grupo. Incluidos Claude y Jack. Tirados en la calle, comiendo bocatas. Pero no teníamos nada más de dinero. Lo habíamos gastado todo en ellos. La verdad es que no estaba preocupada por ese detalle. No pasa nada. Algo pasaría que lo arreglaría. Siempre se arregla.

-Notre maison est grande... Venez avec nous.

Sonreí, ¿Lo ves? Nunca pasa nada, si se cierra una puerta, una ventana se abre. Nos mudamos esa misma tarde.
Cuando eres joven se tiene una gran facilidad para mudar, en todos los sentidos. Es eso que siento tanto últimamente, la jovialidad, las ganas, el positivismo, el nunca pasa nada, el se va arreglar.
Solo necesité un viaje en la destartalada moto de Keith para llevar todas mis cosas. Alain y Claude estaban emocionados con la idea de que viviésemos todos juntos. Ellos vivían con sus padres, pero siempre estaban de viaje y pasaban demasiado tiempo solos en esa inmensa mansión que parece rozar el cielo y estar a la misma altura que la Tour Eiffel.
Desde entonces vivimos estupendamente. Todos tenemos ya algún método de tener dinero. Yo, por ejemplo, he encontrado un trabajo de repartidora de flores, tengo que ir en moto, pero tengo un estupendo profesor.

Y por las tardes pintamos, escribimos, hacemos fotos con la carísima cámara de los padres de los gemelos, leemos obras de la literatura universal en alto, jugamos todos a adivinar las canciones de la radio, cocinamos, jugamos al escondite, hacemos representaciones caseras de teatro antiguo, salimos a montar en bici por los Campos Elíseos, rodamos por el césped, vamos a cenar donde podemos y, por supuesto, cada noche, volvemos a nuestro viejo cine a quedarnos dormidos en el abrazo mágico del cine.

Je t´aime Patri.
Volveré a escribirte pronto.
Tan pronto como sepa que cosas me pasarían en 1968.

Somos tan jóvenes... y lo más bonito de ello es que, cuando eres joven, nos creemos inmortales.

__________________FOREVER YOUNG_________________




P.D: Dime... ¿"dónde" irías tu, a "cuándo" irías tu, a "quién" escribirías tu?


3 comentarios:

  1. ¡Pues claro! ¬¬
    To Be Continued...

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  2. Hola!! Muy lindo tu blog!
    Hoy: Copiones y Criticones, seguro alguna vez te paso. Pasa y comentá, lo que quieras.
    Que tengas un lindo dia :)

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